De abrazos y electricidad

La foto que acompaña este boletín tiene ya sus años. La publique en Instagram (cuando yo ponía 27 filtros a cada foto) y es un llavero que llevo desde hace unos 10 años. 6 segundos. Por cierto, las llaves ya no son esas, por si pasa por aquí alguien de esos que son capaces de hacer una copia de la llave de tu casa gracias a una foto.  A lo que iba, que según esos sesudos estudios que de vez en cuando se publican (ChorriEstudios les llamo yo), 6 segundos es lo que debe durar un abrazo que “funcione” debe durar ese tiempo. No seré yo quien discuta esa tiempo, ni quien le de la razón al estudio, pero me apetece hablar de abrazos y alguna cosita más.

De abrazos

Hay abrazos y abrazos. No todos son iguales y no todas las personas son, somos, iguales para los abrazos. Están los que no querrías te gustaría que fueran interminables y los que se te hacen interminables. Los apasionados, los de cortesía, los de “machotes”, los de la tía Eustaquia, los que incluyen beso y los que no.

Yo, durante casi toda mi vida, he sido muy poco abrazable y menos aún abrazador. Me viene a la memoria una frase que decía mi ex: “En tu casa estáis todos en el salón hablándoos y no os miráis”. Y tenía razón Sandra porque en mi familia no hemos sido nunca de la efusividad física, al punto de apenas mirarnos. Imagina la cantidad de abrazos que nos dábamos. Sí, un par de besos de saludo cuando nos veníamos pero listo, lo necesario. Nada especialmente sentido, casi rutinario. Te puedes imaginar que para mi eso de dar abrazos porque sí, como que no. 

Reflexiono estos días sobre positividad, buenas y malas vibraciones y que hay gente abrazadora y gente abrazable. Y ambas cosas no son excluyentes, hay gente en ambos lados, lo máximo del abracismo. Recopilación de palabros para que tenga la RAE en consideración y que paso a detallarte

  • Abracismo: Dícese de todo lo relativo a los abrazos. 
  • Abrazador: Dícese de esas personas que gustan de abrazar. De manera sana, afectuosa, plena. Esas que no te parten las espalda pero te dan muchísimo confort y te gustaría quedarte en esos brazos durante muchos más de 6 segundos. También esa personas que saben, antes que tú mismo, que necesitas un abrazo para volver a reconciliarte con la vida y el ser humano. Que te ablandan el alma y, aunque seas poco abrazable, te sientes cómodo ahí. Nunca confundir con los sobones, que lo único que pretenden es contacto físico para su placer sexual.
  • Abrazable: Dícese de esas personas que se dejan abrazar. Esas que no se tensan al recibir un abrazo sincero y sano, esas que reciben el cariño que se transmite con el abrazo sin incomodarse, que no se convierten en un bloque de piedra porque están viviendo un momento incómodo. Dícese también de esas personas a las que apetece abrazar porque sí, porque sientes que ese abrazo es bien recibido y llena tanto al abrazador como al abrazado.

Ea, explicado. Y sobre estas cosas pienso estos días por varios motivos. El primero y principal es porque últimamente esto empezando a ser bastante abrazador. No me molesta dar un abrazo. Por supuesto entiéndeme bien. No hablo de abrazos en plan sobar. Hablo de abrazos sanos de mostrar cariño de esa manera cuando sientes cariño por alguien. Insisto, de la manera más cariñosa y sana posible, que es fácil confundir un abrazador con un sobón.

También me estoy topando con gente más abrazadora, y mola mucho, pero sobre todo me doy cuenta ahora de lo que podían sentir algunas personas al abrazarme, porque es una pena cuando encuentra a gente que no es abrazable. Lo sientes de inmediato y sientes que está perdiéndose algo bueno. Como yo me perdía antes.

No se trata de que ahora todos vayamos por la calle dándonos abrazos, pero si te recomiendo, si eres de las personas poco abrazables, que intentes dejarte llevar. Intenta sentir lo bueno que esa persona te está transmitiendo. Porque hay que ser valiente para dar un abrazo a alguien que no es de tu familia o con quien tienes una confianza relativa, pero a veces es necesario precisamente para generar esa confianza extra.

De electricidad

Al hilo de los abrazos, y es por esto por lo que creo que me está viniendo todo esto a la cabeza, hace unos días terminé de ver Los años nuevos. Una serie maravillosa que está en Movistar+. Un momento de los últimos capítulos me recordó esta escena de Sense8.

Hay veces que no hace falta ni un abrazo. Hay veces que dos manos que se tocan generan electricidad. Salta el calor, la conexión, el saber uno de otro. Eso, por supuesto, va mucho más allá del abrazo del que te hablaba antes, pero esa escena de Los años nuevos me ha recordado esta de esta otra serie y cómo yo he vivido esa electricidad. No tienen mucho que ver una cosa con la otra. O si. Al fin y al cabo, emociones distintas pero emociones. Porque por mucho internet, redes, teléfonos, videollamadas…. al final es el estar juntos lo que nos hace ser humanos y sentir.

Usted me perdone la intensidad para un domingo por la mañana pero, como dice mi psicóloga, posiblemente Los años nuevos me ha dejado más tocado de lo que sé conscientemente.

Nos leemos en siete días y el jueves me puedes escuchar, ya tu sabes.

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