El Comité – La rueda de prensa

Jueves, 15 de Junio de 1961

Otro día de locos. No sabía yo cuando entré a formar parte de este Comité lo que me esperaba. Estos sobresaltos mañana sí mañana no van a fortalecer mi corazón o lo van a destrozar. De momento he de reconocer que lo llevo razonablemente bien, espero que siga así.

De nuevo no eran ni las 9:30 cuando el teléfono sonó en el despacho para una extraña «reunión», por decirlo de alguna manera. Walter Ulbricht había convocado a los medios occidentales a las 11:00 para una conferencia de prensa con no se sabía qué intenciones. No eran demasiado raras las conferencias de prensa en la ciudad, si bien es cierto que no era tan habitual ni que las diera Walter ni que se convocase a casi todos los medios occidentales con presencia en la ciudad. Y por supuesto yo muy rara vez era convocado a ninguna.

Cuando yo necesitaba hacer algún comunicado lo hacía a través del gabinete de prensa o bien con una pequeña reunión más informal. Me avisaron que debía asistir a la conferencia de hoy para arropar al Jefe de Estado. No debía intervenir, sólo ponerme el traje de gala y hacer acto de presencia. Era a las 11 en el Palacio Schönhausen a unas pocas manzanas, así que no tuve que correr precisamente ni cogí coche. No tardaría ni 15 minutos en llegar.

Llegué 20 minutos antes. También estaba Erich, los otros 4 jefes de distrito, y resto de miembros del comité a excepción de ese representante del gobierno ruso cuyo nombre ni misión concreta sigo sin saber. Obviamente no éramos los únicos pero todos los que aparentásemos algo militar estábamos en las primeras filas pero entre la audiencia. Sobre el escenario, por llamarlo de alguna manera, sólo políticos de alto nivel civiles. El mensaje estaba claro: esto era una conferencia de prensa política, pero no olviden que tenemos nuestro ejército.

El discurso de Walter estaba bien estudiado y no era el primero en esa linea. Desde la RDA queremos un Berlín desmilitarizado y alemán, no entendemos porque debe haber tropas de la OTAN en nuestro territorio soberano, nos sentimos amenazados por estas presencias sin sentido y queremos que Berlín se una ciudad libre. Nada nuevo. No entendía el por qué de esta conferencia y nuestra presencia.

De repente una reportera se levantó para hacer una pregunta. Annemarie Doher. La conozco. La conocemos todos. Periodista del Frankfurter Rundschau, uno de los periódicos más críticos con nuestro gobierno. La pregunta fue clara y directa. «¿Qué me dice de la posibilidad de que se erija una frontera alrededor de la puerta de Branndenburgo?»

Por suerte yo no estaba en el atril porque mi cara cambió completamente. Ya no se trataba de un rumor de porteras y carteros en las calles. Nuestro secreto trabajo estaba ya en las redacciones de algunos periódicos y la pregunta la soltó como si fuera lo más normal del mundo. Walter sin duda tenía tablas. Apenas cambió el gesto. Se acarició la barba mientras reflexionaba un poco y con toda tranquilidad lo desmintió, dando incluso un ligero tono jocoso, como si todo se tratase de una absurda locura.

Entiendo que haya personas en Alemania Occidental que deseen que movilicemos a nuestros obreros de la RDA para construir un muro. No conozco la existencia de tales motivaciones, pues nuestros obreros están trabajando con todas sus fuerzas principalmente en la construcción de casas. Nadie tiene intención de levantar ningún muro.

Esas palabras se me han quedado grabadas. Por fin ha aparecido en público el concepto de nuestro muro, ese que estamos, estoy, contribuyendo a construir. Claro que para desmentirlo categóricamente pero ese es el pan nuestro de cada día en los tiempos que corren. Nada es verdad. Todo es un juego de espejos y engaños. Todo se deforma, aparece, desaparece, se tergiversa… Hoy tocaba desmentir la realidad, con total rotundidad. En eso Walter es un experto. Nadie hubiera dudado de sus palabras de no ser porque ya todos conocemos el juego.

Antes de las 13:00 estaba de nuevo en mi oficina, apenas ha sido una hora. Aparte de saludar a mis compañeros no he hecho nada allí. No entiendo bien qué han pretendido convocándonos a todos. Quiero pensar que ha sido sólo para hacer bulto y arropar a Walter, no quiero pensar que haya sido una manera extraña de hacernos ver hasta qué niveles han llegado las filtraciones o la importancia de lo que hacemos.

No quiero pensar eso, aunque me parece que sí, que ha sido precisamente esa la razón de que todos los miembros del Comité estuviéramos allí hoy.


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