A veces, cuando juego a cosas como The Wheelman pienso: Cuanto ha hecho GTA a la industria. Cuantos clones y vueltas de tuerca se le han dado a su forma de juego abierta. Sandbox es el nombre que se ha dado a este tipo de juegos abiertos, donde en teoría no tienes un camino fijado, puedes hacer las misiones establecidas en el orden que quieres y puedes irte entreteniendo por el camino a realizar misiones secundarias o paseando por el terreno. Assassins Creed, Mercenarios 2, Farcry 2, Saints Row, Crackdown… infinidad de ejemplos de esta forma de jugar.
Eso si, una cosa es dejarse influir y hacer un juego similar, otra cosa es clonarlo de una forma mediocre, como es el caso que nos ocupa. Os pongo un ejemplo que a mi me ha llamado especialmente la atención. El protagonista de GTA IV se llama Niko Bellic, el de The Wheelman es Milo Burik. ¿A que se parecen mucho? Pues esos recuerdos de GTA IV se mantienen durante demasiados momentos en el juego, por desgracia para The Wheelman.
Vamos con la historia. Mientras en GTA IV eres un inmigrante que llega a Estados Unidos, aquí eres un Estadounidense que emigra fuera, en este caso a Barcelona. Aquí no hay primo Roman, sino que eres un lobo solitario. Te estás haciendo un hueco en el mundillo de los pilote para trabajillos «especiales» entre las diferentes bandas que se supone que pueblan la ciudad condal. Bandas del este de Europa, españoles y sudamericanos (por el acento se me antojan cubanos, pero no sabría decirlo con seguridad). En las misiones principales iras descubriendo los distintos personajes y entablarás amistades y enemistades que te irán llevando por el submundo oscuro de la ciudad. Trapicheos con todo tipo de robos de material electrónico, confidentes con información privilegiada a los que debes detener… Lo normal, vamos.
Por el camino se te irán abriendo misiones de todo tipo, desde carreras callejeras, robos de coches, recogida de paquetes,… Todas se basan en conducir, que es el componente que quizás mas puede diferenciar este juego de otros clones. Aquí lo mas importante es eso, la conducción. En GTA IV andas mucho, aquí prácticamente no bajas del coche salvo para coger otro o para aniquilar a algún grupo de enemigos. Tanto las misiones principales como muchas secundarias son prácticamente carreras de destrucción. Lo importante no es solo llegar el primero, sino conseguir que no lleguen los demás. Para ella puedes dispararles desde tu vehículo o, lo mas efectivo, realizar embestidas. Con ellas vas golpeando a los enemigos hasta destruir sus vehículos. Como digo, mucho mas eficaz que andar disparando a los neumáticos o al propio coche, porque es que parece que las llantas tienen la misma adherencia que los neumáticos, al menos en los coches de los malos.
Para mi, jugar es divertido, pero no podría decir que es un buen juego. Resulta entretenido ir de arriba a abajo por Barcelona haciendo el cafre, destrozando farolas y atropellando gente, pero de ahí a que sea un digno «clon» del GTA, hay un gran abismo. Empezando por el apartado gráfico, que es sumamente pobre en los detalles. La ciudad no está mal recreada, con mucha variedad de edificios representativos de la ciudad bastante bien hechos, pero las avenidas están tan vacías que parece siempre Domingo a mediados de Agosto a las 4 de la tarde. No se nota la vida que se ve en Liberty City ni de lejos. Tampoco vemos cambios en la climatología ni el paso de la noche al día. Siempre es mediodía. Los edificios ya digo que si están bien recreados, mientras no te acerques mucho a ellos, que es cuando pierden muchísima definición. El modelado de los coches es correcto, pero nada del otro mundo y no tenemos tampoco la opción de una vista libre como en GTA para poder ir viendo la ciudad. Solo disponemos de ella cuando vamos a pie.
La física de los coches es la cosa mas irreal, como ya he mencionado con el tema de los pinchazos. Hacen un extraño al reventar la rueda pero luego como si no pasara nada. Y luego está lo de los «robos aéreos». Resulta que el Vin Diesel este es un monstruo saltando. Si vas en un coche y te colocas detras de otro coche en marcha, puedes dar a un botón y el tipo salta de tu coche al otro y se queda con el. Ahí es nada. Y se queda tan ancho. Otro movimiento espectacular, aunque esta vez algo mas acertado a mi parecer, son unos disparos especiales que puede realizar desde el coche o la moto. Cuando acumulas una especie de barra de turbo, que se llama foco, la puedes emplear como turbo para el coche o para estos movimientos. Si los usas en una persecución, la cámara se ralentiza y puedes ejecutar disparos mas precisos sobre tus enemigos, pudiendo incluso destruir sus coches con un par de disparos al motor o al tanque de gasolina. Queda bastante espectacular la transición y no queda tan «grotesco» como el tema de los robos aéreos.
Tampoco podemos interactuar con los pocos personajes que pasean por la ciudad, con los que no podemos hacer mas que atropellarlos o pegarles un par de tiros. No hay mas actividades secundarias que las marcadas, nada de bares para acudir ni poder llamar a loa amigos. De hecho, se supone que tenemos un móvil, pero no nos vale mas que para consultar el GPS y leer supuestos mensajes. Vamos, la ayuda de siempre pero dicen que usamos un móvil que ni vemos. Y luego el sonido, que es me parece espantoso. Por la radio solo suena música de guitarra española, como si aquí no se escuchase otro tipo de música. Lo que si me resulta curioso es escuchar de vez en cuando cuñas en catalán o a los mossos d’escuadra (que me perdonen los catalanes si está mal escrito) dándote el alta también en catalán. Eso si, los coches son de «policia» y las sirenas suenan como las de las películas italianas de los años 50, que parece que no se han enterado que aquí nuestros cuerpos de seguridad están un poquito mas modernizados.
Detalles como ese, la ausencia de tramas secundarias interesantes, la falta de carisma (para mi) de Milo Burik, la poca ambientación conseguida en la ciudad, y las demasiadas referencias malas al GTA hacen este Wheelman un juego mas que mediocre. Divertido para pasar el rato, pero nada que merezca la pena guardar en una estantería mas de unos días de alquiler, si es que no tenéis nada mejor que probar. Su ausencia además de algún modos online, aún lo hacen caer mas enteros. Hay una serie de estatuas que destruir (el equivalente de las palomas, los orbes o los estandartes de otros juegos), un gran número de misiones secundarias y si el juego os llega a enganchar, es cierto que tendrá un número decente de horas para vuestro disfrute. Personalmente, he hecho lo que he hecho y, salvo que llegue una racha importan
te de sequía jueguil, dudo que vuelva a cogerlo.