La magia de Pixar (y III): El sueño se hace realidad

En el capítulo anterior, dejamos la historia de los chicos de Pixar en el momento en que Disney llamaba  a su puerta para proponerles la producción y distribución de la primera película de animación: Toy Story. Supongo que he dejado claro que los logros técnicos y los halagos de la crítica no dan de comer. Año tras año Pixar seguía perdiendo dinero. El tito Steve es un visionario pero no una hermanita de la caridad, eso lo tenemos todos claro. La llegada del dinero de Disney y los conocimientos en el mundo de la distribución de este tipo de películas no podía dejarlos escapar, así que el acuerdo se hizo realidad en unas condiciones bastante ventajosas para Disney. No sin mil problemas creativos y técnicos. Desde no acabar de coger el punto a lo que Disney quería, problemas con las licencias de los juguetes (querían que la novia de Woody fuera una Barbie pero Mattel no se fiaba de poner ahí a su niña bonita), problemas técnicos… de todo. Sin embargo, la película se terminó y fue un éxito en todos los aspectos, menos en el económico para Pixar.

Alabada por la crítica y elevada por el público a los altares de las taquillas, fue el pistoletazo de salida de una carrera imparable. Sin embargo, Pixar no supo venderse del todo bien o Disney supo hacer la compra del siglo y casi todos los beneficios cayeron del lado de Mickey Mouse. No obstante, este boom de la película posibilitó que el tito Steve hiciese salir a bolsa a la compañía, lo que fue un importantísimo triunfo que por fin les permitió relajarse en el terreno económico y centrarse en lo que ellos querían: hacer películas.

Hoy en día cada película supera a las anteriores y seguimos sin saber donde está su techo. Y lo más importante es que gustan a todos, críticos y espectadores, lo que es un binomio que muy raramente sucede. ¿El secreto para que cada película de Pixar guste? Las historias, los personajes y la forma de narrarlo. John Lasseter lleva consigo, y así lo transite aunque la película no la dirija él, toda la esencia del mejor Disney en cuanto a narración y animación, cómo contar historias para mostrar emociones. Crea personajes con carisma de la nada y los dota de vida. ¿Habéis visto el primer corto de Pixar en si? Os lo pongo.

 

 

El personajillo os sonará porque se ha convertido en el logo de la empresa, en su mascota. Un personaje que no puede ser más sencillo. Y sin palabras, sin deformar apenas ese flexo, sin dotarlo de boca, ojos u otro tipo de elementos habituales para «humanizarlo». A mi me resulta fascinante como consiguen dotarlo de personalidad. Como en esos minutos ves perfectamente a una madre y a un hijo, ves la diversión del hijo y su tristeza cuando la bola revienta, lo mismo que su nueva alegría al tener un nuevo juguete. Cuanto cuenta con tan poco, con unos recursos tan sencillos. Ese es, para mi, el secreto de Pixar. Su capacidad de narrar, de contar y de humanizar cualquier cosa.

Si John Lasseter hizo eso con unos recursos técnicos tan limitados como los que tenía en 1987 y con algo tan sencillo como una lámpara, como ¿no va a hacer maravillas con todos los medios de los que dispone hoy? Y no solo él, sabe transmitir ese espíritu a todo su equipo y a todo el que entra en Pixar y se pone a dirigir una película.

Sí hay algo que me deja un sabor ligeramente amargo últimamente: Cars 2, Toy Story 3… no me gustan esos números. Sé que es ser exigente, pero quiero que cada película me sorprenda. Me gustan Woody y Buzz, me gusta Rayo McQueen, pero no quiero que Pixar caiga en los mismos errores que Diney: vivir de las franquicias. No me gusta eso y creía que a ellos tampoco. Espero que no se convierta en tónica y empecemos a ver como cada año aparece una película con un numerito detrás.

Pero confío en ellos, porque adoro Pixar, adoro la magia que hay en cada una de sus películas. Me claro #muymuyfan de Pixar y de John Lasseter en particular. Lasseter es, para mi, un auténtico artista. Un contador de historias, alguien lleno de imaginación y con capacidad para plasmar eso en la gran pantalla. Está dejando un gran legado, no solo en forma de películas, también de conocimientos. Hoy los animadores miran la películas clásicas de Disney para saber como se debe animar un personaje, como se deben dibujar unos ojos para dar pena o alegría, como se deben «iluminar» los decorados. Disney inventó lo que muchos ni imaginamos. Todo lo vemos tan natural que no nos paramos a analizarlo.

John Lasseter y Pixar están haciendo lo mismo con el cine de animación por ordenador, pero sin olvidar que lo importante es transmitir. Hacernos sentir, emocionarnos y engancharnos con la historia.

 

 

Epílogo: Hay muchísimo más que contar sobre la historia de Pixar. Infinidad de documentales, artículos y libros que os pueden interesar. Yo he leído y visto unos pocos y ha quedado esto, resumidísimo. Pese a ser tres post, no es absolutamente nada ni intenta ser ningún tratado. Solo una sucesión de curiosidades y cuatro pinceladas para ver si os pica el gusanillo. Espero que os hayan gustado y que os haga interesaros más por una gran compañía. Queda pendiente su venta a Disney, su revalorización, analizar muchos más aspectos de sus películas, todos los desafíos técnicos y artísticos a los que se han enfrentado y que han ido agrandando cada película y las siguientes. Sólo quería dar unos apuntes sobre por qué adoro Pixar.

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