Mi defensa del zoom

Si alguna vez te da por iniciarte en el mundo de la fotografía, de las primeras cosas que te dirán los que saben de esto es que olvides el zoom, el objetivo del kit y te compres lentes de óptica fija. Ah, perdón, que igual no sabes ni de lo que hablo, que a veces pienso que todo el mundo tiene los mismos hobby frikis que yo 

Brevemente, cuando compras una cámara más profesional suele ser de objetivos intercambiables. Comparado con un móvil, tú ves que tienes 2 o 3 lentes diferentes. Algunos hasta más. Podríamos decir que en un móvil son casi cámaras independientes pero en una cámara con objetivos intercambiable  puedes tener un sólo cuerpo, por donde agarras la cámara con los controles, el sensor, visor… y tantos objetivos como quieras. Grandes angulares para paisajes, teleobjetivos que te acerquen la luna para poder ver cada cráter y todo lo que quieras intermedio.

Normalmente cuando compras la cámara te viene con lo que se llama un objetivo de kit. Uno sencillo, que te permite hacer fotos de paisaje, grupo, algún retrato… nada con especial calidad pero siempre más que útil y, francamente, será estupendo para la inmensa mayoría. Para mi lo suele ser. Si no necesitas sacar ampliaciones ni haces uso profesional de esas fotos te bastará. Incluso para uso en redes e internet vas sobrado.

Ese objetivo es lo que se llama zoom. Permite cambiar la distancia focal(perdón por el palabra técnico) para que puedas “acercarte” o “alejarte” de lo que quieres fotografiar sin mucho lío. Es sencillo y práctico. Y aquí empieza la “polémica”.

Cualquier fotógrafo profesional te recomendará que empieces a usar ese objetivo de pisapapeles y te compres varios con diferentes distancias focales. Un 24 para paisajes, entre un 50 y uno 80 para retratos, uno de 400 si vas a hacer fotos de naturaleza… y que vayas cargados con todos ellos y uses cada uno para lo suyo. Y tienen razón. Los resultados serán, a poco que sepas usarlos, mucho mejores.

Sin embargo, yo soy un firme defensor del zoom. Tengo algún objetivo fijo pero, quizás por el tipo de fotos que a mi me gusta hacer, un buen zoom se me hace imprescindible. Un objetivo con el que yo pueda sacar detalles y acercarme a la gente sin ser visto, es maravilloso. Sin invadir su espacio, sin que fuercen la postura, sin que pongan “cara de foto”. Les pillas a cierta distancia siendo como son y eso sólo te lo da un zoom.

Si, también un teleobjetivo fijo, pero suelen ser bastante más cantosos y no te dan juego para poder, con una sola cámara y un giro de muñeca, poder hacer fotos generales y captar esos detalles. Para mi un zoom es vital.

Como te dije en la intro, estuve en la Comic Con el viernes e hice fotos de la gente vestida de sus personajes favoritos. Era curioso como cuando les pillabas de lejos sus caras eran otras. Les veías naturales, como si ese personaje estuviera vivo de verdad en esa persona. En cambio en cuanto te acercabas y les pedías permiso para la foto, salía el personaje impostado, las poses que han visto en cómics o películas y que se han estudiado. Ya era ese personaje como tantos otros, dejaba de tener naturalidad.

No sólo ahí, en mil sitios prefiero hacer la foto primero, enseñarla y si hace falta pedir perdón y borrarla, cosa que aún no me ha pasado. Siempre teniendo cuidado con las poses, con los mejores, etc. Incluso en estos eventos hay que ser respetuoso. Decía un cartel “Un cosplay no es un consentimiento. Pide permiso”, o algo así. Y es cierto. Que se haya vestido así para ese evento no significa que cualquiera pueda hacerle una foto y publicarla donde quiera. Respeto siempre. Pero si puedes robar una foto y luego enseñársela…

La foto que acompaña este boletín es una muestra de ello. No hubiera sido posible sin un zoom que me permitiese acercarme sin romper ese momento.

La semana que viene, más. Nos leemos en 7 días.

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