Una historia de Tinder

Lo primero de todo, mi mas profundo respeto por toda la gente que está en plataformas para encontrar pareja. Tinder, Grinder, Pof, E-Darling, Meetic… Me parece una opción tan válida como salir de bares por la noche, quedar para hacer fotos o senderismo, meterse en grupos de guasap para hacer quedadas con gente del barrio, escribir a First Dates, tirarle los tejos a un compañero/a de trabajo. Todo lo que surja desde el respeto y sea de mutuo acuerdo, me parece totalmente respetable.

En estos casos lo que siempre hay que tener muy claro, o así lo veo yo, es qué buscas. Tenerlo claro y dejarlo claro. Lo de hacer perder el tiempo a la gente, como que no. Y más que en muchos casos hablamos de personas con una cierta edad y una cierta experiencia vivida que lo que no tienen ganas es de dedicar tiempo si los proyectos de futuro, si es que los hay, no van en la misma dirección.

Todo esto viene porque el otro día una amiga me contó su breve experiencia en Tinder, por ahora. Eso que suele empezar, como empezó mi también breve experiencia en esa plataforma, con una charla con gente que te anima. Que te ve soltero y se piensa que estás solo y necesitas pareja. Que equivocados están en muchos casos, pero eso de la soledad deseada daría para otro boletín. A lo que voy, que no me quiero dispersar.

Como buena persona que gusta experimentar, mi amiga se creó su cuenta, puso alguna que otra foto real, que no está bonito comenzar una posible relación engañando, y al poco tiempo comenzó a recibir mensajes. Fácil. Siendo mujer, atractiva, simpática y sobre todo mujer en un mundo donde abundan los hombres, es fácil conseguir un ramillete de candidatos en poco tiempo.

Lo de darnos la manita

Filtró y acabó quedando con uno de ellos. Una primera cita donde surgen encuentros y desencuentros, lo que encaja y lo que no de primeras, pero lo pasaron bien y no hubo nada que no fueran minucias sin importancia y que impidieran una segunda cita, que la hubo.

Algo más directa, algo más hablar de futuro, algo más darse las manos para cruzar por algún sitio… bueno, lo normal. Las cosas van avanzando poco a poco o no tiene ningún sentido seguir con esa relación.

En el momento de la tercera cita ya llegó la propuesta por parte de él de quedar en casa de mi amiga y llevarse el cepillo de dientes. Blanco y en botella. La tercera cita ya implicaba explícitamente sexo y quedarse a dormir en casa. Y a mi amiga eso ya no le cuadró nada, porque sus ritmos son otros. En una tercera cita, como que no.

Le respuesta de él fue algo así como el título de este post: “¿Entonces esto de qué va, de darnos la manita?” Y mi amiga por supuesto respondió que por ahora sí. Porque ese es el ritmo de ella. Él tiene más prisa, o ganas de avanzar más rápido. Sea como sea, esa diferencia de ritmo ha llevado a la ruptura.

Y yo vuelvo a mis proclamas iniciales: tanto respeto se merecen el uno como la otra (aunque confieso que me reí mucho con la frase porque me pareció de lo más original además de directa). Él, que quiere avanzar rápido por los motivos que sea, y ella que no tiene ninguna prisa y quiere, al menos de momento, conocer un poco más a la otra persona. No hay opción buena ni mala, cada uno escoge lo que le interesa según el momento vital en el que está y/o el flechazo que haya sentido por la otra persona.

Lo bueno siempre en estos casos es hablarlo claro, como hicieron. Es la mejor forma de no perder tiempo ninguno de los dos. Hablo de personas de mi quinta, mas o menos . En los 50 y pico años. Ya no estamos para tonterías ninguno.

Mi decisión, por si te interesa, es no tener Tinder, Grinder, Badú, Facebook Citas…. 

Mi decisión es que mi vida ahora mismo está completa con lo que tengo. Mis pocos amigos, mi gata, mi trabajo, mis aficiones… no necesito nada ni nadie mas. Supongo que si entrara a alguna de esas plataformas sería mas de los de darnos la manita porque en todo en esta vida voy despacio últimamente, ya sabes. Paseando tranquilo.

Pero como suele decirse: nunca digas de esta agua no beberé ni este cura no es mi padre.

Nos leemos en 7 días.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio