La exposición

Como ya sabrás, porque he dado bastante la lata en redes e incluso por guasap, el sábado pasado inauguré mi primera exposición fotográfica. Y lo cierto es que a mi me llenó de orgullo y satisfacción. Ya te conté como surgió el tema hace unas semanas y el sábado de la semana pasada finalmente colgué las fotos y empezaron a llegar buenos amigos y amigas a verlas.

Es pequeña, son sólo 8 fotos impresas en papel tipo cartón pluma, para darle algo de consistencia (no sé como se llama ese soporte), con un pequeño borde blanco y un QR que lleva a una web que tengo montada (y que de momento permíteme que no te desvele) donde puede verse la imagen acompañada de un texto explicando algo sobre la foto. Donde se tomó, qué se ve, quien hay en la foto si es conocido…

Me quito primero las cosas no tan buenas de la exposición:

  • Algunas impresiones, 2 o 3, al recortarlas se comió un poco del QR y no funciona. Mal menor porque desde cualquier otra foto se puede ver la galería completa
  • Vistas todas las fotos, quizás el borde no debió ser blanco sino negro, pero ahí quedaron.
  • Me puse un poco más nervioso de la cuenta porque no me dejaron montarlas el día anterior, como tenía previsto, y temí no llegar. Finalmente todo estuvo perfecto a la hora fijada.

Quitando estas tres cosas, todo salió a pedir de boca. Las fotos gustaron, el lugar gustó a quien no lo conocía, el ambiente fue genial y lo más importante: no sólo no me faltó nadie, es que vino gente que no esperaba que pudieran acercarse.

No voy a dar ni un sólo nombre porque no me perdonaría olvidarme de nadie y todo lo viví como en una pequeña gran nube. La gente entraba, salía, saludaba, me mostraba un cariño de ese que, aunque sabes que está, no notas a diario… Fue espectacular ver a tanta gente querida.

Siendo como fue mi primer evento, lo peor de todo es la sensación que me quedó de no haber estado con todo el mundo todo el tiempo que me hubiera gustado. No haber prestado toda la atención que quería a todos. Era imposible, no me podía partir. Saltaba de unos a otros, intentando no dejar a nadie mucho rato sólo pero no sé si lo hice bien. Si estuviste y no te hice todo el caso que te merecías, te pido mil disculpas. Ojalá poder haber estado con todos todo el tiempo.

Por lo demás, ya te digo: impresionante. Fue un lujo tener a toda esa gente ahí sintiendo lo mucho que se alegraban por mi. Con todo lo que hablo habitualmente hoy no tengo palabras para describirlo. Sólo me sale una bien grande.

Gracias

Hicisteis el momento único, sois muy especiales. Os quiero muchísimo. 

Ah, y sé que hubo bastante gente que no pudo venir a la inauguración de la exposición pero le hubiera encantado. La vida no siempre nos deja cuadrar todo y menos en estas fechas. A ti, que no pudiste, gracias también por intentarlo y por hacerme sentir tu cariño.

La exposición sigue ahí y me encantaría saber que vas. Envíame una foto tuya si quieres, ponla en Instagram o lo que sea. Es posible que cualquier fin de semana me encuentres por ahí igualmente, porque el Molly Malone se ha convertido en mi bar de copas de referencia. Ya lo era antes de esto, pero por supuesto ahora aún más.

Como suele decirse, nos vemos en los bares, en concreto en el Molly Malone’s Teatinos, cualquier viernes o sábado por la tarde. Y si no nos vemos, un trocito de mi estará en esas paredes.

Nos leemos, como “casi” siempre, en 7 días. 

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