Como sé que te gusta cuando te cuento reflexiones personales y sé que estas semanas así con días festivos de por medio nos rompen un poco los esquemas, hoy no quiero ser especialmente denso. De hecho tómate esto casi más como un \»One more thing.\» de domingo. Hoy te cuento porqué sigo escribiendo un blog y no publico reels o stories ni tengo cuenta en tiktok
El alcance
Creo que te lo he comentado alguna vez: no me preocupa tener visibilidad con lo que hago, no tengo el objetivo de hacerme influencer a estas alturas de la vida ni vivir de esto. No es que vaya tarde, que gente con más edad que yo lo hace, simplemente no es mi objetivo.
Lo que busco con esto es tener mi momento de relax. Pasarlo bien escribiendo, entretenerme, liberarme y que tú pases un rato que te entretenga también. Recuerdo que antes la forma de darse a conocer era publicar en twitter los enlaces, en Facebook, Instagram en sus primeros momentos… pero todo eso ya no sirve de nada.
No sé quien ni como llega algún día alguien de nuevas aquí pero lo cierto es que me preocupa poco en general. Sólo me gustaría tener más visitas cuando gente como Isabel Royán, Javier Lacort (tenemos la segunda parte pendiente para la semana que viene) o Maider Sierra me regalan su tiempo para contestar las preguntas que les envío. Me gustaría que más gente me visitara para que más gente les leyera y les conociera. Esos momentos son los únicos en los que me gustaría tener más alcance.
Los videos cortos
Es posible que si me dedicara a hacer pequeños videos con música que esté en tendencia de fondo hablando de lo que publico, haciendo llamadas a la acción para que la gente acuda aquí sin que los algoritmos vean un link directo, si me abriese una cuenta en TikTok con Lola de protagonista invitando a visitar la web de su humano… hay muchas formas de poner video y hacer esas llamadas pero… ¿me merece la pena?
Por supuesto no es fácil, requiere tiempo, pero lo más importante es que sólo me va a aportar alcance. Alguna cosa he hecho, y lo sabes, pero no disfruto haciendo ese tipo de contenido porque, aunque consumo algo de eso, soy más de leer y de seguir escribiendo.
Tengo mi feedly para leer artículos, visito páginas web, estoy suscrito a algún periódico, leo la prensa escrita si la encuentro en un bar… soy de leer. Claro que a veces me paso un rato viendo reels pero soy de la vieja escuela. Me gusta leer un contenido que, de alguna manera, me aporte algo. Ya sea información tecnológica, sobre psicología, economía, trabajo, productividad… Me gusta leer, soy de esa vieja escuela.
La vieja guardia
Con lo que yo he sido de apuntarme a todo nada más empezar, aún no tengo cuenta de TikTok. Lo más parecido es dejarme llevar por los reels de Instagram de vez en cuando. Y la sensación de vacío que se me suele quedar después de pasar ese tiempo es tan grande que cada día lo evito más. No necesito controles horarios en el móvil, mi mente me escupe instintivamente de ahí porque sé que sólo veo videos de como se construyen cosas, gente bailando, 4 montajes fotográficos y poco más.
Soy de la vieja guardia, si. Y por eso sigo escribiendo el blog, te mando un boletín los domingos y sigo navegando en este mar casi desierto, porque me gusta poder disfrutar cuando descubro otras islas como la mía. Y me gusta pensar, pretenciosamente, que disfrutas de un ratito de tranquilidad cuando llegas aquí. Que aparcas un momento en un área de servicio metafórica y te paras a lejos del ruido del tráfico que te atrapa cada día.
Me gusta el ejercicio de sentarme en mi Starbucks o en mi despacho y escribir imaginando que te levantas por la mañana, te pegas tu ducha y en albornoz, con el café en la mano, coges el móvil o el iPad y lees esto con calma. Por eso publico a las 7:00 porque me gusta imaginar que así empiezas con otro ritmo, sin el bombardeo de las redes, sin las noticias de la tele o las radios, sin niños jovenes haciendo piruetas en tiktok perfectamente sincronizadas.
Soy de la vieja guardia, me gusta, y me gusta pensar que tú también lo eres y por eso sigues aquí.