Alba Renai, la presentadora no tan inteligente pero muy artificial

Me preguntaban el otro día si iba a hablar por aquí de Alba Renai, la presentadora creada por Inteligencia Artificial para sustituir a la presentadora de los resúmenes que Mediaset emite de Supervivientes, el que por ahora es su reality estrella. Mucho revuelo se ha creado con el tema, y sus razones hay, pero lo primero que me gustaría dejar claro es que Alba Renai es simplemente, desde mi punto de vista, una modelo virtual.

Está muy lejos de ser aún una presentadora o de tener Inteligencia Artificial propia. Al menos eso es lo que he leído en estos días en varios sitios. Me encantaría poder hablar en persona con sus creadores de la agencia VIA Talents para que me explicaran con detalle no sólo como se ha creado el modelo, también como funciona realmente. Porque a mi me da que en este caso, por lo que he leído, Alba no es más que una cara bonita. Nunca mejor dicho.

Mapi

No hace mucho, TVE ya experimentó con eso de los presentadores virtuales. Se llamaba MAPI y lo cierto es que no triunfó demasiado. Simulaba un muñeco cuya cabeza estaba sobredimensionada y ocultaba el rostro de la verdadera actriz, que era sustituido por una representación gráfica. Nunca se mencionó el tema de la inteligencia artificial ahí, solo virtual, CGI y cosas así. Claro, aún no había saltado el boom de ChatGPT

Alba Renai es algo parecido, pero sin un humano detrás que haga los gestos. Alba no ve los capítulos de supervivientes, no se hace los guiones, no dice lo que piensa, porque no piensa. Por eso digo que tiene muy poquito de Inteligencia y mucho de Artificial. Que oye, ni tan mal, que no pretendo yo quitarle mérito a lo que hacen. Por lo que sé, la Inteligencia Artificial se ha usado para crear el personaje. Dándole datos de jovenes de su generación. Qué les gusta, como hablan, qué quieren ver, preocupaciones sociales… de manera que han obtenido lo que es la biblia de un personaje de ficción, algo que creo que cualquier guionista conoce. Tienen todos los datos que deben seguir para escribir los guiones de Alba manteniendo una coherencia y que además agrade a su potencial público.

Las diferencias claras entre Mapi y Alba Renai son claras. La primera y obvia es el hiperrealismo de Alba Renai. Aunque le salen muchas costuras por muchas partes en lo poco que he visto, si es cierto que da el pego así de primeras, aunque sus mejores logros los consigue con imagen fija. La segunda es que Alba Renai ha llegado a un mundo abonado por el miedo a todo lo que tenga lleve Inteligencia Artificial en su nombre, y es algo que Telecinco/Mediaset está explotando perfectamente. Que hablen de mi, aunque sea bien. Están consiguiendo estar en los medios y, para colmo, abrir ciertos debates interesantes.

Alba Renai, ¿la próxima reina de Informativos Telecinco?

El primero es si el periodismo está muerto, o los presentadores o algo. Presentadoras que no se dan de baja por maternidad, que no piden aumentos de sueldo, que no necesitan días de descanso… Este debate puede estar ahí, aunque no creo que lleguen a desaparecer los presentadores y presentadoras de verdad. Además, Alba no deja de ser una marioneta digital hiperrealista. Necesita un equipo detrás que le dé guiones, le ponga voz, la coloque en el escenario… Poca inteligencia artificial más allá de los avances en animación. Más bien análisis de datos estadísticos para construir mejores guiones, nada que no se pueda hacer con un presentador de carne y hueso.

Eso sí, aunque este es un fenómeno nuevo en España, en otros países la cosa está muchos más avanzada y ciertamente están invadiendo los programas informativos. Obviamente la tarea de presentación. Mucha gente ve los presentadores de las noticias como bustos parlantes, que simplemente leen lo que les dicen. No es cierto, porque la gran mayoría realiza mucho más trabajo en la redacción, pero parece que en otros países sí que los están convirtiendo en bustos parlantes digitales. Eliminando de la ecuación toda la personalización que el presentador pueda ofrecer, dejando el trabajo editorial para la gente que está detrás de las cámaras. Que tiemblen los equipos de maquillaje y peluquería.

¿Más baratos que un presentador de verdad?

Respecto a los precios, convenios colectivos, etc… A ver durante cuanto tiempo resultan más baratos que presentadores y presentadoras de carne y hueso.

Resulta que estos modelos virtuales empiezan a tener sus propios representantes, virtuales y reales. Y estas señoras y señores que les representen querrán negociar mejoras en sus contratos, sí querrán vacaciones para ellos, las personas que manejan estas influencers virtuales se pueden poner enfermas o en huelga… Siempre habrá personas detrás que querrán unas condiciones de trabajo dignas.

Cierto es que como influencers si hay una serie de costes que pueden ahorrarse, como los desplazamientos. Alba puede grabar una promo de Supervivientes en la isla de Honduras donde se graba en el programa y media hora después estar en el plató, o asistir a un evento. Todo sin necesidad de dietas ni desplazamientos. Eso sí, hay que poner a trabajar los equipos para hacer todo ese trabajo. Igual el ahorro por un lado se va por otro, el tiempo lo dirá.

Sexualización

Otro de los debates es el sesgo sexual de la mayoría de estas influencers virtuales, que no olvidemos que Alba Renai es una influencer, con su cuenta de instagram poco concurrida, que ha dado el salto a la TV, como buscan muchos influencers de carne y hueso. Alba es guapa, joven, responde a los cánones de belleza actuales, moderna, atrevida… Y así son casi todas las influencers. Dicho en pocas palabras: objetos sexuales. Son para los hombres esa vecinita sexy a la que conquistar y para las mujeres, sobre todo jóvenes, ese modelo a seguir. Quieren esa belleza, ese éxito, esa ropa… Y de eso viven.

Pero una vez más estas cosas virtuales no dejan de ser un reflejo de lo que se vive en redes y en la sociedad. Pocos influencers masculinos hay en comparación con los femeninos. ¿Podemos echarle la culpa a la Inteligencia Artificial, basada en el análisis de datos?. Los datos son los que son y las empresas de publicidad y marketing no están para darles la vuelta, están para sacar dinero con ellos. Tendrá que haber, como la hay cada vez más, una lucha social para cambiar esos estereotipos. Algo real más allá de ruido en Twitter. Que no olvidemos que los medios le dan mucho bombo a Twitter (X) pero eso no es ni de lejos la sociedad. Eso es una parte de la sociedad que grita mucho.

Las cosas hay que cambiarlas, pero mientras cambian, estas empresas seguirán viviendo de lo que les da dinero. Es más que sencillo y obvio.

Lo que yo pienso de Alba Renai

No lo voy a decir yo, lo va a decir el gran Rhett Butler en una de las mejores despedidas escritas para una película: Francamente querida, me importa un bledo.

Los cambios siempre generan miedo. Hay quien se ilusiona y quien se asusta, pero los cambios son cambios, no muerte. Caerán puestos, surgirán otros, se valorarán más los contenidos reales y los virtuales serán puro entretenimiento. Se dijo en su día que uno de los grandes aciertos de Los Simpsons fue crear una sitcom como cualquier de las que había en la época pero más mordaz y, sobre todo, con personajes de dibujos animados. Personajes que no envejecen, no evolucionan, puedes mantener a Maggie como bebe durante los 30 años largos que lleva en antena. Bart siempre será un niño que no sufrirá los problema de la adolescencia, se sacará carnet, se echará novia, se casará, tendrá hijos…. Siempre será el mismo Bart.

Estos personajes virtuales pueden tener un futuro parecido. ¿Es malo? Las influencers a las que les irán saliendo arrugas dirán que no podrán competir con ellas. Puede que su futuro esté, como estuvo el de las grandes supermodelos de los 90, en pasarse al otro lado de las cámaras. Montar negocios para vivir de otras influencers. Y puede que, una vez convertidas en grandes empresarias, también le vean ventajas a tener influencers virtuales, como Alba Renai, en lugar de modelos de carne y hueso.

Yo creo que el mundo es grande, hay gente pa’ to’ y habrá sitio para todos y todas.

Imagen destacada: Telecinco