Bajar de la nube

Bajar de la nube

No es por darme importancia, es casualidad, pero el sábado, revisando las ideas que tengo en Notion para futuras entradas, encontré un par de ellas dedicadas a La Nube, ese ente que vemos como inmaterial y que tantas ventajas nos trae.

Pues justo me preparo para escribir esto y este fin de semana me han llegado un par de noticias de Xataka y Genbeta donde precisamente hablan de lo que yo te iba a comentar hoy: que no hay que confiarlo todo a La Nube, que por cierto voy a dejar de ponerla en mayúsculas, que no se lo merece. Los artículos se centran en las empresas, yo te voy a ser más práctico a nivel individual

La nube

Consideramos la nube casi como un ente abstracto. Es eso que almacena nuestras fotos en el momento en que las hacemos en el móvil, que es el uso que la mayoría de la gente le da. La que guarda nuestros contactos, algunos documentos que no queremos perder y tal. Es esa magia que sucede cuando haces una foto a tu niño o a tu perro/gato en el parque y segundos después está disponible en el PC de tu casa o lo ve tu pareja en la galería de fotos compartida que tienes con él.

Ese lugar mágico donde da igual que me apunte en el calendario la cita del médico en el móvil o en el ordenador de la casa, que cuando llegue el momento me avisará aquello que tenga más cerca. Lo que me permite redactar un borrador de correo en la oficina y que, si mi ordenador se rompe, me vaya al de mi compañero y pueda continuar.

Pero la nube no es magia. La nube, resumida en la frase más directa y clara que he leído nunca, no es más que el ordenador de otro. Eso es la nube. Un ordenador en cualquier centro de datos perdido por el mundo donde se almacenan esos datos y se te suministran cuando los pides. Así de sencillo

La nube en la empresa

Como te comentaba, los artículos del principio se centran en la nube a nivel empresarial. Muchas empresas han dedicado mucho dinero y esfuerzo en colocar sus datos y programas en alguna nube. Por supuesto eso está lleno de ventajas: acceso a los datos desde cualquier sitio, despreocupación de la seguridad (ese ordenador de otro se encarga de ello), adios copias de seguridad, actualizaciones sin complicaciones, ahorro en servidores…

Pero no todo son ventajas: los datos están fuera del control de la empresa, a medida que se crece la nube hay que engordarla y tiene su coste, problemas cuando la nube se cae o no tienes acceso a internet en la empresa…

Hasta la fecha parecía claro para las empresas que las ventajas superaban con creces los problemas y en los últimos años se vivió un boom de las migraciones a la nube de casi cualquier empresa. Todo el mundo quería este servicio y ahorrarse el informático y los servidores. Con el tiempo, parece que empiezan a pesar más los inconvenientes y se está viviendo un fenómeno que llaman «repatriación», descargar los datos de esas nubes y volver a colocarlos en servidores propios, con su coste inicial y su amortización pero también con el control total de esos datos.

No lo digo yo, lo dice un estudio de esos que se hacen de vez en cuando y que podéis leer en los enlaces del principio

La nube para nosotros.

Para ti y para mi, la nube es eso que te he comentado al principio: eso que te guarda las fotos para que, si un día se te pierde el móvil, no pierdas las fotos. Eso que te guarda los contactos y los chats de guasap para que cuando cambies de móvil no pierdas nada. Esa «copia de seguridad» de tu escritorio por si se te rompe el ordenador. Pero amigo, deberías plantearte si confiar todos tus datos y tu seguridad a la nube.

Más allá de la privacidad, en la que no voy a entrar porque se supone que tu nube es tuya, tener todos esos datos ahí significa que estás a merced de la compañía que hayas elegido. Me da igual que sea Google, Apple, Microsoft, Amazon, Dropbox… si la única copia que tienes de tus datos está ahí, te tienen bien cogido y, además, corres tanto peligro como si tu manejaras tus datos.

Seguramente ya ni te acuerdes pero hubo un tiempo en que Google prometía que podrías guardar tooooodas tus fotos en su nube, Google Fotos. Sin importar cuantas, espacio ilimitado, pero nadie dijo que para siempre. Una vez te acostumbraste a eso, deciden cerrar el grifo. Cucha, que muy bien pero que te doy este espacio, que si pasas de ahí no te guardo más, búscate la vida. O paga, claro. Y mucha gente tuvo que empezar a pagar.

Es lo que pasa con las nubes, por no hablar de que un fallo en tu móvil o un error humano(tuyo o de ellos) puede hacer que todo se vaya a la porra en un santiamén. Yo, personalmente, no lo fiaría todo a la nube.

Tu propia nube

Por supuesto no te voy a sugerir que te compres una NAS, que configures copias automatizadas de tus datos al NAS, que tiene replicación de datos por si acaso, y que hagas copias del NAS en otro NAS fuera de casa o en un disco duro externo que saques de tu casa cada cierto tiempo. Esas cosas las hago yo, que para eso soy un friki informático. Pero lo que si te puede recomendar encarecidamente es que hagas eso que se recomendaba tanto hace tiempo: copias de seguridad.

Dedica un tiempo de vez en cuando a pasar todas las fotos del móvil, o de la nube que uses, a tu ordenador. Y pásalas a un disco duro externo. Así de sencillo. De vez en cuando, una vez al mes, cuando haya un evento que te haga acumular más fotos de la cuenta (cumpleaños, viaje, despedida de soltero/a)… Copia también esos datos que te sirven. Esas facturas que escaneas, esas pólizas de seguro, el Excel donde controlas las finanzas caseras.

No te voy a recomendar que te montes una NAS, aunque si tienes tiempo y te apetece probar, no es mala idea, pero si te recomiendo que no pongas todos los huevos en el cesto de la nube.

Uno de los artículos que tenía guardados hace tiempo se planteaba si tiene sentido seguir haciendo copias de seguridad disponiendo de 12 TB en la nube. Yo no puedo estar más en desacuerdo con esa artículo, la verdad. Para mi tiene todo el sentido del mundo seguir teniendo tus copias de seguridad.


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