El reconocimiento facial

Antes de nada te cuento que, como te he dicho muchas veces ya en esta sección, términos como IA, Aprendizaje Automático, Machine Learning, Big data… son a veces confusos. Otras muchas veces son confundidos intencionadamente, sobre todo por los medios. Si está de moda poner IA en todo, empresas y medios de comunicación pondrán “inteligencia artificial” a cualquier producto o titular. Para mi, el reconocimiento facial entra mucho más en el apartado de Aprendizaje Automático o o incluso Big Data más que en lo que yo llamo inteligencia artificial.

Por tanto mis disculpas a los puristas porque hoy, en Hablemos de IA, no vamos a hablar de lo que yo considero Inteligencia Artificial.

Hecho este inciso, vamos al lío.

El reconocimiento facial

Cuando hablamos de temas de invasión de la privacidad, un tema del que no se habla tanto como se debería es el reconocimiento facial. Hoy en día estamos expuestos a los ojos de cientos de cámaras de seguridad a diario. Supermercados, centros comerciales, calles, bares, bancos, comunidades de vecinos, piscinas… por todos lados hay cámaras controlando lo que pasa. No creo exagerar diciendo que cualquier día podemos ser grabados por cientos de ellas.

Una de las grandes preocupaciones de la nueva ley de Inteligencia Artificial que está en proceso en la UE, es el uso que de esas imágenes puedan hacer las compañías privadas para reconocimiento facial. Ahora te explico lo de las compañías privadas pero primero te cuento que, hoy en día, estas cámaras distan mucho de esas que veíamos al principios de siglo o finales del siglo XX. Esas que eran analógicas con 625 líneas con suerte, o digitales con píxeles del tamaño de puños. Hoy en día es muy fácil, y barato, que cualquiera de esas cámaras tenga sensores de alta resolución, 4K o incluso superiores. Lentes limpias y con capacidades de zoom tanto digital como óptico, impensables hace unos años.

Esto posibilita que esas imágenes recojan con bastante definición los rostros de las personas. Con un poco de procesado e IA (o aprendizaje automático), se pueden ver rostros más que definidos que, unidos a grandes bases de datos, pueden identificar a personas. Por supuesto, está prohibidísimo hacer uso de estas tecnologías, excepto que seas Gran Hermano. Pon el nombre de cualquier país, el que quieras, que estoy seguro de que ya cuenta con una ingente base de datos de rostros fichados. Y ellos, por supuesto, si pueden hacer uso de esta tecnología

Minority Report

¿Has visto Minórity Report? Pues te voy a contar un caso que te puede recordar a esa película si la has visto.

Una señora está tranquilamente en su casa vistiendo a sus niños para llevarlos al cole en su tranquila casa en EE.UU. De repente gritos en la puerta y un puñado de policías entra en su domicilio para arrestarla acusada del robo en una tienda y de un vehículo. La esposan delante de sus hijos y se la llevan. Han llegado a esa casa porque un sistema de reconocimiento facial ha dictaminado que fulanita de tal es la autora de tales hechos que han sido captados por unas cámaras de seguridad.

Esas grabaciones han sido procesadas y han dado un nombre y una dirección. Allí se plantan los policías, se la llevan y tienen que pasar horas hasta que algún humano se da cuenta de que esta señora del calabozo está embarazada de 8 meses, con contracciones provocadas por la detención. La autora del robo, la que está en la grabación de hace unos días, no está embarazada en absoluto.

Nadie lo ha pensado, nadie se ha planteado que el sistema de reconocimiento, la Inteligencia Artificial, haya podido fallar. No se han molestado en preguntar, en comprobar otros datos, nada de nada. Lo que dice la máquina es ley.

Privacidad VS seguridad

Es un dilema sobre el que seguramente podríamos discutir horas y horas sin llegar a acuerdos. Yo discuto conmigo mismo y tampoco llego a conclusiones claras. Te decía antes que la ley que se está tramitando en Europa no permitirá el uso de datos biométricos o reconocimiento facial por parte de las empresas. Pero los estados, las fuerzas y cuerpos de seguridad, los que nos vigilan, sí podrán hacerlo.

De hecho, ya se está hablando de que en breve podremos embarcar en aviones por la cara, mediante reconocimiento facial. Ya se han hecho pruebas de instalar sistemas conectados con bases de datos de delincuentes en alguna cadena de supermercados. La ideas es no dejarte pasar, o vigilarte, si figuras en esas bases de datos. La policía podrá usar ese tipo de sistemas automáticos para ver si un terrorista entra en un campo de fútbol y estar alerta por si intenta algo.

Pero también podrá saltar una alerta si un día robaste un disco de Taylor Swift en la Fnac y te pillaron, aunque haya sido lo único que hayas robado en tu vida. O como en el caso de esta mujer en EEUU, ser detenido sin motivo porque la IA se ha equivocado.

Está claro, toda medida de seguridad debería ser bienvenida pero alguien debe vigilar a los vigilantes. Y si el vigilante es una IA con más motivo. Siendo como soy, y lo sabes, un ferviente defensor de la tecnología, también creo que hay demasiadas cosas que no se pueden dejar en manos de unos algoritmos sin supervisión humana. Te hablé en su día de Juegos de guerra como un estupendo ejemplo de donde nunca deberíamos llegar.

¿Diga no al reconocimiento facial?

Nada es infalible, hay cosas que prefiero que haga una máquina porque pienso que las hará con más precisión que el más preciso de los humanos, pero reconocer a alguien no parece una de esas cosas. Esto me lleva, no solo a pensar en el reconocimiento facial sino en esos policías. Esa capacidad que demasiadas veces tenemos de actuar como máquinas los propios seres humanos. De no ser capaces de entender una situación como la que te he descrito. De actuar según una orden dada sin pensar en nada más.

Bienvenida sea la Inteligencia Artificial y el reconocimiento facial, bien usados y, sobre todo, con personas lo más humanas posibles detrás.